Una “deuda odiosa”, constituye toda deuda contraída sin el consentimiento del pueblo, cuyos fondos se utilizan para el sometimiento del mismo y no su beneficio, como además el sostenimiento de un régimen de facto.
El primer antecedente del concepto aparece en el Estatuto Provisional sancionado por el General San Martín en 1821, en el cual quedaron expresadas las siguientes palabras sabias: “Toda deuda contraída para someter al Perú o en contra de la libertad de los pueblos de nuestro continente, deben ser rechazada cualquiera fuera su pretendido acreedor”.
Luego en 1898, una vez transcurrida la guerra entre Estados Unidos y España, que culminó con la ocupación colonial española de la isla cubana, Estados Unidos como potencia ocupante se opuso a reconocer la deuda contraída por el gobierno colonial. Para ello, la clasificó como odiosa y por lo tanto inválida, sentando jurisprudencia sobre la doctrina de la “deuda odiosa”, en el Tratado de Paris en ese mismo año. Poco tiempo después, este principio fue reconocido en el derecho internacional, sosteniendo que las deudas externas no son válidas, si estas son impuestas por la fuerza y con el completo conocimiento del acreedor.
Este principio fue aplicado en numerosas ocasiones, como por ejemplo en 1922 cuando corte suprema de Estados Unidos, declara inválida la deuda externa de Costa Rica por que esta había sido contraída durante una dictadura. Lo mismo ocurre en 1953, año el cual La Republica Federal de Alemania obtuvo una drástica reducción de la deuda externa (aproximadamente del 80%) . En el 2006, se puede destacar la emblemática auditoria de la deuda externa del Ecuador, en la cual se clasifica a la deuda contraída durante la dictadura militar de los setenta como odiosa y se detectan tramos fraudulentos e ilegítimos durante el periodo democrático posterior, en consecuencia el gobierno del país anuncio una quita del 70% de bonos emitidos en los 90´ .
Con el aval de dichos precedentes, la deuda externa argentina contraída a partir de 1976 debería ser clasificada como deuda odiosa, si realizamos una breve mirada histórica de la misma, observamos que nuestro país prácticamente nace endeudado, de la mano del primer empréstito obtenido con la firma inglesa Baring Bothers en 1824. Pero es a partir de 1976 que la deuda se torna explosiva en términos de su dinámica de crecimiento. Durante la más sangrienta dictadura militar iniciada precisamente en dicho año, la deuda crece en pocos años desde 7,800 a 45,000 millones de dólares . Desde 1983 hasta la actualidad la deuda se ha casi quintuplicado, pasando de 45 mil millones de dólares a cifras que se aproximan los 200 mil millones de dólares en el último trimestre del 2009 . Expresado en términos de endeudamiento per. Cápita, la deuda por habitante pasó de 320 dólares en 1976 a cifras que superan los 5.000 dólares en la actualidad.
Esta breve mirada histórica de la deuda externa argentina, también vislumbra su aparente eternidad. Entre 1981 y 1986 el país pagó 30 mil millones de dólares en concepto de servicios de la deuda externa, pese a esto, la deuda externa aumenta más de 20 mil millones de dólares en el mismo periodo, pasando de aproximadamente 45 mil millones de dólares en 1983 a 65 mil millones en 1989 . Luego entre 1992 y 2001 los intereses pagados, según datos del Ministerio de Economía de la Nación, superaron los 80 mil millones de dólares, pero el nivel de endeudamiento no mermo, por lo contrario subió a 144 mil millones.
Finalmente durante la era Kirchnerista, se observa el máximo nivel de endeudamiento en términos históricos, lo que agrava aún más esta situación es que el matrimonio de los K en poco más de 4 años, ha pagado cifras cercanas a los 40 mil millones de dólares. Su administración se ha convertido en la mejor pagadora de deuda en la historia Argentina, ninguna administración desde los lejanos tiempos de la Baring Brothers, ha pagado tanto dinero en tan poco tiempo .
Alejandro Olmos, fue el primer denunciante judicial de la deuda externa en 1982. La justicia tardó ocho años en declárala “ilegal, inmoral e ilegítima” y el Congreso ignoro su tratamiento 43 veces en 15 años, negándole quórum para su discusión. Recién en el 2000, el Juzgado Nº 2 a cargo del juez Jorge Ballesteros , falló a favor de la denuncia presentada por Alejandro Olmos, declarando la Deuda Externa argentina como “ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta”, un hecho histórico en el mundo. Determinando la existencia de 477 delitos en la contratación de la deuda externa en el período del 24/3/76 al 10/12/83. Entre estos se destaca, la utilización de fondos para la compra de material bélico teñido con la sangre del pueblo argentino, con la complicidad de los organismos internacionales que le prestaban a la Argentina sabiendo de las atrocidades cometidas por el gobierno de facto, dichos fondos fueron considerados ilegítimos e inmorales, es decir, como “deuda odiosa”. Y la fraudulenta e ilegal estatización de la deuda externa privada, en 1982, de empresas tales como Acindar S.A., Autopistas Urbanas S.A., Covimet S.A., Parques Interama S.A., Aluar S.A., Papel Prensa S.A., Induclor S.A., entre otras.
A estos hechos se debe agregar la vergonzosa entrega de empresas estatales durante la etapa de la convertibilidad, a cambio de reducciones de la abultada deuda a partir de 1992. Como se ha expresado arriba la reducción de esta no se concreto, ocurrió todo lo contrario, el país se quedo prácticamente sin industrias, empobrecido y preso de la excesiva carga que implican los intereses de la deuda, que en general, son más altos que lo que crece la economía del país anualmente, por lo que nos encontramos en un situación de usura crónica .
Para los argentinos las palabras expresadas por el General San Martín en 1821 tiene un valor fundamental, ya que expresa el pensamiento de quien tuvo el coraje y la firmeza necesaria para impulsar y sostener la independencia nacional en los albores de nuestra historia patria. En vísperas de la conmemoración del bicentenario de nuestra independencia, el pueblo argentino debe exigir más que nunca que gran parte de la deuda externa sea clasificada como odiosa, de no hacerlo no podremos romper las cadenas que impiden nuestra verdadera independencia.
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